En 1935, un particular que había comprado al ferrocarril los terrenos que hoy forman la Plaza Enrique Santamarina, intentó venderlos divididos en lotes. Para eso, contrató a una conocida inmobiliaria de Capital (Bravo Barros y Cía) e hizo imprimir un vistoso folleto. Este texto, que describe la ubicación y las virtudes de las tierras en venta, corresponde a ese folleto. Parece que las personas influyentes del Monte Grande de entonces hicieron gestiones y, por suerte, la Municipalidad terminó comprando los terrenos y haciendo la plaza que hoy todos conocemos. (Imagen gentileza de Silvia Sierro) |